Cómo extraño la 206
La luz opaca
Aquél elevador gris
Los ruidos ajenos.
Cómo extraño los números que nos perdían
Los azulejos blancos
Los espejos empañados
El frío que no quemaba.
Cómo extraño esquivar a la gente
Para escaparnos a cualquier lugar
El aire de la noche
Las ganas de besarnos en cualquier esquina.
Pero más extraño tus manos a los lugares
La piel a aquellas calles
Tu labia en mis palabras entrecortadas
Tus ojos mirando al horizonte.
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Déjame tu alma