Thiis iis më

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Indestructiblemente, rota.

jueves, 28 de junio de 2012

En mi idioma, a la mujeres como tú se les dice zorras

"Lo peor es que lo pensaste."


Yo no sé tú, pero opino sinceramente que todo lo que estás haciendo es una reverenda mierda.

¿Quién eres? ¿En serio crees que él va a volver? Te está engañando. As always.
No sabes ni en que dirección viras, ni cuál es tu meta final, estás pensando que Dios no te castiga, bueno, si no es él tú sola lo harás algún día. Pronto.

Ni siquiera puedo llorar porque sé que es mi culpa, y lo sigue siendo porque aún no cambio de opinión, aún veo su número en mi pantalla y sonrío como si fuera él por quien yo tuviese que sonreír. Él no sonríe cuando le llamas, él te esconde.


Puede que me esté doliendo, pero aún no encuentro mi voluntad, ni siquiera sé donde me he dejado, antes yo solía quererme.

martes, 26 de junio de 2012

Porque somos idiotas y aún no aprendemos a amar

"Su valía de hombre desesperado, su manos que toman de las mías sin preguntar, su sonrisa de esas blancas con frenillos que no encuentras en cualquier lado, sus palabras, sus brazos tomando mis costillas, bajando a mi abdomen, su encanto, me dan ganas de gritarle que lo amo."


Uno tiene de vez en cuando esos momentos equivocados, esas mañanas erróneas, esos malos ratos y los olvida después sabiéndose arrepentido y continuando con el camino de la "buena vida". Bueno, yo no, hoy no.

Si hay veces que pienso que puedo ser la mejor en hacer las cosas mal, y me agradezco por ser buena en algo, pero vaya, que puedo exagerar.

Estás jugando chueco. Ya lo sé, y él también lo sabe, de igual forma, ¿A quién le importa? Yo nada más te digo, para que lo tengas en cuenta. Sí, gracias, lo tendré en mente.


No, no lo tendré en mente.


Hay veces, también, que me quedo sentada en algún lado para después alzar la mirada y contemplar su espléndida figura, ¿Alguna vez alguien ha podido verlo como yo lo veo? Mis ojos se enfrentan de pronto a un breve suspiro que me hace pensar: Este, este es el hombre que yo amo. Y luego él se me voltea a ver con su carita de confusión preguntando: ¿Qué? A lo que yo respondo usualmente que nada y sonrío después a escondidas, me vuelvo entonces su loca enamorada.

Yo sé que ella nunca podrá hacer lo que yo hago, a sus 24 años no se da cuenta que le exige mucho a un hombre que no ha acabado de dar la vida por otra mujer, y si bien, creo que entre mis tonterías y mi hilarante pérdida de cordura, soy yo con quien él sueña, a quien piensa de vez en cuando, a quien desea, y aún siente un poco de celos a pesar de saber que no soy una causa perdida, me quiere en sus buenos ratos y le quiero cuando sé que no ha de lastimarme. Somos una buena pareja, así, separados, porque somos idiotas y aún no aprendemos a amar.

domingo, 24 de junio de 2012

Pérdida, y tu humedad extinta

"No sé por cuanto tiempo más estaré aquí en este viejo sillón azul, mirando por la ventana la lluvia empañada por las lágrimas de todo lo que te recuerdo hacer en los días como estos. ¿Qué fue de nosotros? Nos hemos perdido y se nos olvidaron las falsas promesas que hicimos. Me gustaría ahora que me tocaras, estar en tu cama, vestidos, abrazados bajo las colchas por el frío de este maldito Estado que me ha condenado a conocerte. Me gustaría también saber en qué te haz convertido, ya no eres un muchacho despeinado enamorado, y tus manos, tus manos ya no tocan mi cuerpo de la misma forma; ahora me estrangulan los segundos."


Convencerme, realmente creo que no es fácil, pero lo intento, intento vaciar las cajas de esta mudanza que he hecho de tu corazón a mi casa, volver a la soledad con la que ya vivía cuando era tan sólo una niña. Me he dado cuenta de que no conozco mundo alterno al tuyo, y ahora que trato de conocerlo, el tiempo, la muerte y la ciudad me susurran que no existe nada mejor, y tratando de volver a decírtelo descubro que tú ya te haz ido.

Llorar parece ser ya un vicio completamente idiota, ni siquiera el más recio grito puede reflejar el dolor que me ocurre, tu silueta que se cuela siempre por la noches y me toca rodeándome la cintura de tu voz al susurro de las Buenas noches, tu viento, tu caminar pausado, ¿cómo pudiste olvidarte de mí?

Mi futuro a veces se empaña con las cosas que pretendo no preguntarme, pero surgen al cabo de un rato, ¿Qué será de mí? Sí algún día logro quitarte la importancia que ahora tienes, si algún día como estos, en esta lluvia que me trae tu humedad extinta, ya no te recuerdo, si en algún momento se me quitan las ganas de tenerte de vuelta, de tener tu pecho entre mis manos, tu vaho en mi oreja, si eso sucede antes de que yo me quiera quitar el sentido, sabré ser feliz, saber decir que te he amado y he sobrevivido al suceso, como quien se enferma y no puede dejar de estarlo hasta que se alivia; pero si no puedo, pero si al pasar de los meses cuento los que tú llevas con ella y los que yo intento llevar con él, si al pasar de las cosas y de la gente, no te dejo, ¿Qué será? ¿Qué será del importuno futuro que me llevará a la eterna decadencia? ¿Qué será de mi pensar y de mi creer de lo que trata la felicidad con el amor de una persona?

Y yo sé que te he sido la mujer más trágica en palabra y en cordura que te ha sucedido en la vida, pero también amabas esas palabras. ¿Puedes sentirme aún cuando te pienso? ¿Puedes acaso dormir sin soñarme aún muriendo? ¿Puedes tú, seguir con vida por las calles, tomado de su mano, plasmado en una foto, sin saber, sin pensar, que yo, que yo aún tengo un nombre, que yo aún tengo vida?

¿Puedes tú sentarte en una silla, vislumbrado la ventana con esta bella lluvia sin recordar que en algún Junio, besabas bajo ella a tu Aire, a tu amada?



¿Puedes irte para siempre?