Convencerme, realmente creo que no es fácil, pero lo intento, intento vaciar las cajas de esta mudanza que he hecho de tu corazón a mi casa, volver a la soledad con la que ya vivía cuando era tan sólo una niña. Me he dado cuenta de que no conozco mundo alterno al tuyo, y ahora que trato de conocerlo, el tiempo, la muerte y la ciudad me susurran que no existe nada mejor, y tratando de volver a decírtelo descubro que tú ya te haz ido.
Llorar parece ser ya un vicio completamente idiota, ni siquiera el más recio grito puede reflejar el dolor que me ocurre, tu silueta que se cuela siempre por la noches y me toca rodeándome la cintura de tu voz al susurro de las Buenas noches, tu viento, tu caminar pausado, ¿cómo pudiste olvidarte de mí?
Mi futuro a veces se empaña con las cosas que pretendo no preguntarme, pero surgen al cabo de un rato, ¿Qué será de mí? Sí algún día logro quitarte la importancia que ahora tienes, si algún día como estos, en esta lluvia que me trae tu humedad extinta, ya no te recuerdo, si en algún momento se me quitan las ganas de tenerte de vuelta, de tener tu pecho entre mis manos, tu vaho en mi oreja, si eso sucede antes de que yo me quiera quitar el sentido, sabré ser feliz, saber decir que te he amado y he sobrevivido al suceso, como quien se enferma y no puede dejar de estarlo hasta que se alivia; pero si no puedo, pero si al pasar de los meses cuento los que tú llevas con ella y los que yo intento llevar con él, si al pasar de las cosas y de la gente, no te dejo, ¿Qué será? ¿Qué será del importuno futuro que me llevará a la eterna decadencia? ¿Qué será de mi pensar y de mi creer de lo que trata la felicidad con el amor de una persona?
Y yo sé que te he sido la mujer más trágica en palabra y en cordura que te ha sucedido en la vida, pero también amabas esas palabras. ¿Puedes sentirme aún cuando te pienso? ¿Puedes acaso dormir sin soñarme aún muriendo? ¿Puedes tú, seguir con vida por las calles, tomado de su mano, plasmado en una foto, sin saber, sin pensar, que yo, que yo aún tengo un nombre, que yo aún tengo vida?
¿Puedes tú sentarte en una silla, vislumbrado la ventana con esta bella lluvia sin recordar que en algún Junio, besabas bajo ella a tu Aire, a tu amada?
¿Puedes irte para siempre?
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Déjame tu alma