No sé a donde te llevaste el pedazo de alma que te regalé cuando cumplimos los 4 años, parece que te gusta masacrarla cada vez que te la encuentras.
Y quería gritarte. ¿Qué quieres?
¿Para qué?
¿Para qué hacerme más daño?
Yo ya no te pertenezco.
Sí, te dejé ir, advirtiéndote que no iba a volver.
Nunca me crees.
No voy a volver
ni como tu amiga, ni como tu amante
ni como momento
ni siquiera como tu estúpido recuerdo
No voy a volver
ni ahora, ni cuando se me antoje por ganas
ni cuando te extrañe a morir
ni cuando me quede sola de nuevo.
Ya no eres, ni siquiera una opción.
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Déjame tu alma