Tiempo, debería haber menos tiempo, porque todo se vuelve más lento, todo cae más lento, es insoportable. Se escucha a la sal de los ojos quemar las heridas del cuerpo, se puede oír todo: el rechinar de las puertas, el aire intentando colarse por las hojas de los árboles, se escucha inclusive al corazón, luchando por seguir latiendo. Todo habla, por sí sólo, como si al sentir la muerte todo lo demás cobrara vida, y enterrado, allí, en lo más profundo de la arena puedes aún escuchar al mar que viene, preguntándole a las olas si ha de tener el valor de ahogarte.
Se siente frío y la piel se cuartea, hasta las coyunturas de cada cicatriz te escribe, como si las rajadas encontrasen sentido, voluntad.
Estoy intentando comprender, convencerme de que todos estos silencios
tienen sentido.
Estoy intentando inventarme una buena excusa
una que sea suficiente
para ya no pensarlo tanto.
-Siempre te querré-
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Déjame tu alma