Ni el llanto, ni la corrosión que crea la agonía,
ni el misterio que era tu mirada,
ni la melancolía de tus pestañas gimiendo cuando son arrancadas de ti por el viento,
ni tus palabras rotas,
ni la melancolía de tus pestañas gimiendo cuando son arrancadas de ti por el viento,
ni tus palabras rotas,
ni mis piernas siguiéndote.
No te pedirán que vuelvas,
No te pedirán que vuelvas,
sólo te besarán si quieren.
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Déjame tu alma