Thiis iis më

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Indestructiblemente, rota.

lunes, 23 de julio de 2012

Estoy tan cansada de ser yo.

"De tener estos sueños tan propios que tal vez sólo yo entendería pero no me dan ganas de analizarlos por miedo a descubrir de nuevo la respuesta que me concierne, porque te vas decidiendo ignorar mis llamadas de auxilio, aquí no hay nadie que me salve y los que lo hacen regularmente, están muy lejos de ésta podrida ciudad. Ya no quiero seguir siendo la misma que te extraña, porque tal vez otras lo hagan al mismo tiempo que yo, pero mi puesto sigue aún tan ocupado como antes."


Tener que tener este cuerpo, tener estos amigos, tener este novio, tener éste recuerdo del ex-novio, tener ésta madre y éste padre, tener que lavar los trastos, tener que ir a ésta universidad, tener que soñar éstos sueños, dormir en éstas camas, contar las mismas cosas que le suceden a ésta persona que está ya tan cansada de oír los mismos ruidos y moverse de las mismas formas. Ya no quiero seguir siendo yo misma.

Y tal vez refleje un poquito más del egoísmo tan inmenso que me cargo, porque todo refiere a lo que a mí ya no me gusta y lo que yo ya no quiero ser, pero vamos, podemos admitir que es obvio que no podré nunca deslindarme de esta persona ni de la vida que ya he hecho. Tal vez guste algún día meterme de actriz para saborear un poquito lo que es jugar a ser alguien más, aunque aquí entre nos se me da fatal y a la vez se me da estupendamente.

Me duele un poco en el estómago el futuro y las extrañas cosas que planea hacer conmigo cuando crezca, me duele la rodilla y las piernas me flaquean cuando piensan en querer ganar una estúpida competencia, me duelen los dientes y las encías por la fuerza que imprimo al morder por las noches cuando sueño contigo querido, me duele la espalda por cargar tantos sentimientos que no son míos, por cargar tantos problemas de alguien más y quererlos solucionar cuando no puedo, me duele verme al espejo, tan flaca y tan fea, mientras tomo de mi cabello que se cae a gritos porque ya no gusta de permanecer en mi cabeza. Podría estar muriendo, como todos lo hacen diariamente, no sé hasta que edad me permitiré llegar; y así, tan malherida me doy cuenta del monstruo en el que me convierto, soy igual a mi madre, así tan deprimida, sólo que yo prefiero escribirlo en lugar de llorar o reprochárselo a alguien.

Y también estoy cansada de ser ella.


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