"Cuando dejas de soñar con las ausencias, es entonces cuando te das cuenta del fantasma en el que te estás convirtiendo."
Vagas de pronto entre la inmensidad de las coladeras de la noche, avientas alguna que otra colilla del cigarro que te dejó exhalar las últimas bocanadas de mis delirios, de mi cuerpo en tus fantasías de madrugada, y te revuelcas, de vez en cuando procurando no darte a conocer por ningún lado, imaginando, intentando pensar en lo que pasaría si cambiases de opinión uno de estos días, si tirases todo a la basura y comenzases de nuevo. ¿Qué pasaría si entonces dejases de ser la típica farsa que le propone al mundo ser un multimillonario con una esposa espectacularmente radiante? Se sentiría igual de vacío, porque a la que le hace falta llenarse es a tu alma y no a tu vida, ni siquiera a tu corazón, es más tu corazón ya anda cobrándole rentas a sus ocupantes para expandir la residencia, ya no cabe nadie más, ni siquiera sus malditos nombres.
Y esos anillos de compromiso que andas regalando se sienten cada vez más falsos por los intentos de réplica que supones convencer, los diamantes aún les brillan mucho pero a las palabras les falta pulir un poco, ya no sabes ni que prometes.
Pero sabrás que los lazos por más cuero que tengan también se rompen con el tiempo, porque así venimos, solos y solos hemos de irnos, la pregunta aquí es: ¿Qué tan solo quieres sentirte cuando mueras? porque los lazos que intentaste echar en el camino se rompieron o están lo suficientemente desgastados para no poder sostenerte a la hora de tu gran caída.
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Déjame tu alma