Thiis iis më

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Indestructiblemente, rota.

miércoles, 8 de febrero de 2012

De esas tonterías que hago sin pensar

"Y me sumerjo de a poco entre las horas, y pienso, imagino que me veo desde fuera, me analizo. Y me siento indecente, catastrófica, estúpida. Tantas cosas que he hecho, y que aún hago mientras escribo esto, tantas cosas que hieren con puñales fantasmas, tantas palabras que te acuchillan y se pierden en el viento de mis silencios. No es mentira que te quiero, mas no es verdad que quiero estar contigo, y es mentira a la vez. Ya ves, de todas estás tonterías que digo sin pensar y las muchas más que hago. Tal vez no es que no te conozca, realmente ahora creo que a quien no conozco es a mí."


Buscándome, entre las olas de un hambriento cereal, entre las líneas de los versos que no alcanzo a comprender, entre la música trabada y las letras que no me dicen nada, entre esta primavera, y los días que me quedan por vivir.

Me gustaría confesar que hoy divagué despierta mientras venía en el camión, sonámbula imaginaba que me clavaba un cuchillo en el pecho. No pensé en las ganas de suicidarme, realmente no quiero hacerlo, por favor, no se asusten. Lo que a mí me asusta, es que lo sentí como si fuese real, y más aterrador, sentí la frustración de querer aliviar el dolor, de querer estar viva, y de saber que los chorros de sangre caían hacia el suelo, y que en ese momento, ya no quedaba nada más que hacer, moriría, en definitiva. Y aún sin vivir esa experiencia, sentí a flor de piel, en mis entrañas, en lo más profundo y gastado de mi estómago la frustración, la frustración de querer vivir y no poder, de querer dejar de sentir dolor, y saber, estar verdaderamente consciente de que es imposible.

No sé, si existan más personas que tengan la capacidad de sentir lo mismo tal cual yo lo he sentido, espero que no, porque es abismal, es sentir frío, es sentir un miedo escandaloso.

A veces la imaginación excesiva, no es buena. Vivir lo que no sucede, y dejar que te penetre como si fuese real, es como flagelarte en el aire, tomando un látigo inexistente que te desgarra la carne, y eso que algunos llamamos alma, de tajo en tajo.

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